Este verano nos estamos encargando de las visitas guiadas a la intervención de restauración que se está desarrollando actualmente en la iglesia de Santa María de Fuentes de Nava, Tierra de Campos, Palencia. Por ese motivo, nuestro post de hoy se va centrar en la historia y características de este bien cultural.
El proyecto de restauración, promovido por la Junta de Castilla y Léon, ha sido realizado por la empresa Además Proyectos, encargándose de la ejecución de los trabajos Construcciones y Restauraciones Rafael Vega, S.L. Su objetivo es mejorar la estabilidad de la estructura vertical del edificio, centrándose la intervención en su atrio y las cubiertas del templo.
Dentro de las actuaciones contempladas en el proyecto, se ha incluido también una propuesta de difusión, consistente en la creación de un sitio web, en el que se informa del proceso de las obras, y la realización de visitas guiadas en las que explicamos la historia del templo, su estado de conservación, los criterios seguidos en la intervención y los trabajos ejecutados hasta ahora.
En estos momentos, hemos celebrado ya las dos primeras jornadas de visitas, y todos los turnos hasta finales de agosto se encuentran completos. Dada la imposibilidad de ampliar el programa de visitas, hemos abierta una lista de espera para cubrir posibles anulaciones.

La iglesia de Santa María de Fuentes de Nava, conocida originalmente bajo la advocación de Santa María del Pozo Bueno, está catalogada desde 1978 como Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento.
Su cuerpo principal fue edificado a principios del siglo XVI, coincidiendo con un momento en el que las obras de la catedral de Palencia significaron un aumento en la construcción de templos en el territorio de la diócesis palentina.
Los arquitectos y maestros de cantería que trabajaron en Palencia, entre finales del siglo XV y principios del XVI, mantuvieron las corrientes estilísticas tradicionales, es decir, las formas góticas, a las que incorporaron elementos y técnicas inspirados en el mudéjar toledano, como las armaduras de madera.
Estos arquitectos, en su mayoría de origen cántabro, se mostraron reacios a admitir las innovaciones aportadas por el renacimiento, limitándose su aplicación a la introducción de ciertos detalles, sobre todo decorativos, localizados principalmente en las portadas. Debemos esperar a las últimas décadas del siglo XVI, para que el sistema de edificación gótico sea superado.
En consecuencia, la primera fase constructiva de la iglesia de Santa María corresponde al denominado estilo gótico isabelino. La planta de su cuerpo principal se organiza en tres naves separadas por pilares ochavados. Este tipo de planta tiene su origen en la región del Bajo Rin y Westfalia, teniendo un gran auge en Castilla a partir del 1500.
La nave central se encuentra separada de la cabecera, en un principio de testero plano, por un arco de medio punto. Tanto las naves como el presbiterio se cubrieron con artesonados mudéjares policromados, de estilo castellano.
ARTESONADOS MUDÉJARES
Según Lavado Paradina, el autor de las techumbres de la iglesia de Santa María debió de ser un maestro de primera fila, al que denomina maestro de Fuentes de Nava, y que realizaría también la cubierta de una capilla de la iglesia parroquial de Villacé (León) y la armadura de Mazuecos de Valdeginate (Palencia).

Los entramados que sustentan las cubiertas del cuerpo principal y al antiguo presbiterio eran originalmente de par y nudillo. Por tanto, sus armaduras están formadas por pares o vigas inclinadas que marcan la pendiente de los faldones, y que se apoyan en la hilera o vértice superior, colocándose nudillos o vigas horizontales para buscar un mayor refuerzo y evitar el pandeo de los faldones.
Las armaduras presentan una buena factura y están realizadas en madera de pino silvestre, el material utilizado habitualmente en la carpintería de armar de tradición mudéjar presente en Tierra de Campos. La armadura del antiguo presbiterio es de tres paños, y ochavada en los laterales, mientras que la de la nave central es de tres paños y cuadrada a los pies.
Las estructuras de las armaduras quedan ocultas en el interior del templo por la ornamentación de lacería, ejecutada con la técnica del ataujerado. Estos lazos se realizaban con piezas de poco espesor que eran clavadas a unos tableros, que a su vez se fijaban sobre los pares o alfardas, dejando oculta la armadura.
La decoración de los artesonados de Santa María es similar a la empleada en otros templos cercanos, destacando la armadura de madera de la iglesia de San Facundo y San Primitivo en Cisneros, realizada también en el primer tercio del siglo XVI.

En la zona central de la nave principal, la decoración es la original. En cambio, en la zona de los pies del templo presenta un aspecto distinto, ya que los dos últimos tramos fueron desmontados entre los siglos XVII y XVIII, con motivo de las obras de formación del coro. De este modo, desaparece la decoración de lacería, observándose en su lugar los pares vistos y las calles intermedias cubiertas con tablas clavadas por la parte superior.
En la zona más próxima al presbiterio, los paneles ataujerados fueron igualmente sustituidos por otros nuevos, que imitan la decoración original, tanto en el trazado de los lazos como en la policromía. Este cambio se produjo, probablemente, en las obras realizadas en 1913, de las que hablaremos más adelante.
En el transcurso de los trabajos de restauración que se están ejecutando se han desmontado los cielos rasos de cañizo de las naves laterales, lo que ha permitido dejar al descubierto las viguetas de madera agramiladas y policromadas del faldón sur de la techumbre, las cuales van a mantenerse a la vista. En el caso de la otra nave lateral, las viguetas originales se han perdido y no han llegado hasta nosotros.

Por otro lado, durante la restauración de los aleros del crucero se han recuperado un conjunto de piezas de madera reutilizadas, que probablemente procedían de la nave lateral norte.
PORTADA TARDOGÓTICA
A la primera fase constructiva del templo, pertenece también la portada monumental tardogótica, localizada en el lado de la Epístola. Presenta la localización habitual en las iglesias palentinas de este momento, en la fachada meridional del edificio. Está compuesta por un vano, ligeramente abocinado, con arquivoltas baqueteadas de medio punto, que descansan sobre finas columnas de fuste liso, adosadas a las jambas. El conjunto lo cierra un arco conopial, que reposa sobre columnas salomónicas. Este arco está coronado por una macolla con una granada que hace referencia a la conquista de los Reyes Católicos del reino de Granada. Asimismo, entre sus elementos decorativos encontramos las características hileras de bolas, las conchas de peregrino y la flor de lis.
Al permanecer resguardada por el atrio, se conservan en la portada restos de la pátina histórica de tonos ocres, a base de cal y pigmentos de tierras rojas, que recubrían originalmente las fábricas del edificio en el siglo XVI.


TORRE EXENTA
A los pies de la iglesia se sitúa su torre, que es exenta. Se trata de un edificio de estilo renacentista, realizado en sillería de piedra, del que tan sólo se levantaron los dos primeros cuerpos y el arranque del tercero. Su remate superior fue realizado posteriormente con un casetón para campanario, que fue desmontado en los años ’80 del siglo XX por la Junta de Castilla y León.

Desconocemos el momento exacto en el que comenzó a construirse, pero sí sabemos quienes estuvieron al frente de las obras. El testamento del maestro de cantería Alonso de Pando, otorgado en 1566, indica que en esos momentos la torre de Santa María se estaba construyendo bajo su dirección, estableciendo que las obras las continuasen sus sobrinos, Rodrigo y Hernando de Ocejo, junto a su aparejador Juan de la Maza.
Un año después, en 1567, los mayordomos de la iglesia de Santa María exponen que las obras de la torre estaban a cargo de Alonso de Pando y Rodrigo de Jaén, ambos fallecidos, y piden licencia para continuar las obras mediante el sistema de maestría. La licencia fue concedida, ocupándose del trabajo Juan de la Maza, quien se comprometió a respetar las trazas de Juan de Escalante.
Aquí surge otra incógnita, ya que no podemos precisar si el diseño del proyecto original de la torre fue de Alonso de Pando o de Juan de Escalante. Habitualmente, en los proyectos en los que colaboraron juntos, Alonso de Pando seguía las trazas diseñadas por Juan de Escalante. Pero en este caso, Zalama Rodríguez señala que los comitentes para asegurarse el buen fin de la obra podrían haber pedido a Juan de Escalante, veedor de las obras del obispado de Palencia, su opinión antes de adjudicar la continuación a Juan de la Maza. La figura del veedor no siempre era el autor de los proyectos, pero siempre debía de examinarlos, introduciendo a menudo modificaciones.
Esto es lo que pudo suceder en la torre de Santa María, puesto que lo construido responde en su mayor parte al estilo de Escalante, a quien le gustaba retranquear los muros, resaltando los pilares para crear contrastes lumínicos, como se observa en las ermitas de Tudela de Duero y del Santo Cristo de la Guía en Villabáñez (Valladolid).
En el siglo XVIII, se realizó un nuevo proyecto para concluir la torre, que finalmente no fue ejecutado. Este proyecto fue firmado por E. Castañeda, y apareció publicado en 1948, en la Lámina CLXXIII del Catálogo Monumental de la provincia de Palencia. Lamentablemente, los planos originales han desaparecido.
Esta lámina permite comprobar que el proyecto copiaba el diseño de Juan de Escalante para la cercana torre de la iglesia de San Pedro, también en Fuentes de Nava, aunque aumentando lógicamente la decoración barroca.
AMPLIACIONES DE LA IGLESIA
En el siglo XVII, se produce la primera ampliación de la iglesia, concretamente en 1668. En ella se adosan al presbiterio original los cuerpos de la cabecera, la capilla de Santiago y la sacristía.
La cubrición de estos tres nuevos espacios se realizó con armaduras de madera a tres aguas, con bóvedas de ladrillo al interior decoradas con yeserías.
Como ya hemos indicado anteriormente, entre los siglos XVII y XVIII, se formó el coro, macizando el espacio entre los últimos pilares del cuerpo principal. Esto proporcionó mayor solidez a la zona de los pies del templo. En el lado izquierdo de este coro, se conserva el órgano barroco construido por el taller de Tadeo Ortega en 1790. Si estáis interesados en obtener más información sobre este instrumento os recomendamos las páginas del Inventario de órganos de Palencia y de la Fundación Francis Chapelet.
ATRIO DEL SIGLO XVIII
En el siglo XVIII, se construyó un nuevo atrio junto a la fachada sur del templo. La fecha exacta aparece indicada en una cartela conservada sobre su arco de acceso: 1742. Este atrio de aire palaciego, cuenta con dos niveles, con una arquería abierta en su planta baja y varias dependencias en su planta superior. El mencionado arco de acceso es de doble orden y está coronado por una espadaña.
Su construcción supuso un cambio total de la imagen del edificio, y obligó a la elevación de las fachadas y la modificación de las cubiertas, disponiéndose un segundo entramado a modo de sobrecubierta sobre el cuerpo principal. Esta solución ha provocado desde entonces los problemas de estabilidad del conjunto, al generar empujes hacia los muros exteriores.
A principios del siglo XX, los efectos de estos empujes eran ya alarmantes. Por este motivo, en 1913 se sustituyó la sobrecubierta para intentar salvaguardar el artesonado de la nave central y eliminar los empujes horizontales. Se instaló un nuevo entramado de sobrecubierta, modificando el apoyo general sobre el entramado histórico por un apoyo puntual sobre los pilares. De este modo, se introdujeron cerchas de madera apoyadas en los cogotes de los tirantes de la armadura principal.
Sin embargo, esta solución falló, y los empujes horizontales no fueron eliminados, ya que las cerchas no llegaron a vincularse adecuadamente con los tirantes.
En los años ’80, se intervino de nuevo en la sobrecubierta, reforzando su entramado. Se construyó una estructura metálica sobre la techumbre del presbiterio, sustituyendo la preexistente, y se colocó una capa de comprensión de hormigón sobre los faldones de la cubierta de la nave central, y se atirantaron los cabIos del faldón sur que descansan sobre el atrio.
Esta solución tampoco fue satisfactoria. La colocación de esta capa de comprensión ha provocado rigidez al plano de los faldones y ha aumentado significativamente las cargas, y, por tanto, los empujes derivados a los muros y los problemas en los apoyos sobre los pilares de la nave.
Y así llegamos al momento presente, y a la intervención que se está desarrollando en la iglesia desde noviembre de 2014. Para más información sobre los trabajos llevados a cabo estos meses os recomendamos que consultéis el blog de las obras.
Y a las personas que ya tenéis reservada plaza en las visitas pendientes, os esperamos en la iglesia de Santa María.

BIBLIOGRAFÍA
LAVADO PARADINAS, P. J. (1982): “La carpintería mudéjar en la Tierra de Campos”, en Actas del II Simposio Internacional de Mudejarismo: Arte. Teruel, pp. 189-201.
REVILLA VIELVA, R., y NAVARRO GARCÍA, R. (1948-1951): Catálogo monumental de la Provincia de Palencia. Vol. 2. Partidos de Carrión de los Condes y Frechilla. Palencia.
ZALAMA RODRÍGUEZ, M. A. (1990): La arquitectura del siglo XXVI en la provincia de Palencia. Palencia.
Deja una respuesta