Desde el pasado mes de febrero nos encargamos de las visitas guiadas a la sede del Instituto del Patrimonio Cultural de España, institución perteneciente al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, dedicada a la investigación, conservación, documentación y difusión del Patrimonio Cultural.
El objetivo de estas visitas es dar a conocer la historia del IPCE, sus funciones y trabajo, así como su singular edificio, obra de los arquitectos Fernando Higueras y Antonio Miró Valverde, considerado un referente de la arquitectura contemporánea española.
Las visitas se realizan de lunes a viernes a lo largo de todo el año, excepto en los meses de verano. Este mes de octubre se ha incluido además una de ellas dentro del programa de Madrid Otra Mirada, organizado por el Ayuntamiento de Madrid.
EL EDIFICIO
Situado en Ciudad Universitaria, el edificio del IPCE es conocido popularmente como la “Corona de Espinas” por sus lucernarios puntiagudos, visibles desde la carretera de A Coruña. Sin embargo, muy pocos madrileños saben cuál es su uso real, siendo habitual que durante el recorrido de las visitas, algunas personas nos comenten que pensaban que se trataba de la sede del Tribunal Constitucional o que estaba relacionado con la cercana Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense o el complejo de la Moncloa.

Por su evidente singularidad, desde su construcción el edificio del IPCE ha despertado el interés de arquitectos tanto españoles como extranjeros. En este sentido, ya en 1975, antes de ser finalizado, fue catalogado como uno de los veinticuatro edificios más interesantes de Madrid en el Congreso de la Unión Internacional de Arquitectos.
Posteriormente, fue declarado Bien de Interés Cultural en 2001, el máximo grado de protección patrimonial que contempla nuestra legislación, convirtiéndose además en el primer inmueble que recibía esta declaración en vida de sus autores.
Tanto Higueras como Miró han sido dos de los más destacados arquitectos españoles del siglo XX. Fernando Higueras adquirió fama internacional en 1969 gracias al proyecto del edificio polivalente de Montecarlo. Pero es la sede del IPCE el referente icónico de su arquitectura, considerándose uno de los proyectos más importantes de su trayectoria.
La construcción del edificio tuvo uno de los procesos más largos y complicados de la segunda mitad del siglo XX en España. Paralizaciones, cambios de usos, nuevos proyectos, caprichos de los políticos de turno, se tradujeron en la redacción de más de 10 proyectos, alargándose su construcción casi treinta años.
El primer proyecto fue presentado por Higueras en 1961 al Concurso Nacional de Arquitectura. Colaboraron con él, un recién titulado Rafael Moneo y el restaurador Luis Roig D’Alos, catedrático de la Escuela de Bellas Artes de Valencia. En los siguientes proyectos trabajó con Antonio Miró, manteniéndose juntos hasta la inauguración del edificio en 1990.
El edificio del IPCE es un edificio potente, con una gran fuerza expresiva. Se trata de un ejercicio experimental, encuadrado dentro de un organicismo, tardío y expresionista, en el que la estructura adquiere importancia.
Su planta circular tiene 80 metros de radio y se divide en 30 gajos principales, que al alejarse del centro se subdividen en dos, convirtiéndose en un sistema de 60 módulos. De estos 60 gajos, se suprimieron 4 en el círculo exterior para permitir el acceso al interior del edificio. Así, el sistema queda definido por una estructura de 56, que aprovecha la disminución de pilares y vigas, mediante voladizos. Esta red de soportes, vigas y arriostramientos proporcionan una reinterpretación neogoticista, combinándose repetitivamente triángulos y rectángulos.
La unidad volumétrica del edificio queda desgarrada por la grieta que corresponde a la escalinata de entrada, a través de la cual se accede a la primera planta y el claustro, situándose el salón de actos debajo de ella.
Frente a la fachada brutalista, arisca y agresiva, el interior del edificio ofrece espacios amplios, mucha luz y una arquitectura suave, transparente y acogedora. El esquema radial del edificio se desarrolla en torno a un luminoso claustro, que en un principio iba a ser un jardín descubierto. Es el centro del edificio, un elemento en torno al cual gira toda la actividad del IPCE. Su atractivo reside en la luz y la vegetación. Está coronado por una campana central de vidrio translucido soportada por una telaraña de barras metálicas. Este lucernario proporciona la iluminación cenital al vestíbulo, y se complemente con otros cinco patios secundarios ajardinados y también cubiertos, sin cerramientos verticales, que dan continuidad al espacio interior del edificio, originando una arquitectura abierta, en la que todo está conectado.


Otro de los espacios singulares del edificio es su Biblioteca, una pieza arquitectónica de extraordinario valor. Desde el inicio de las obras se plantearon diferentes usos para este espacio -jardín abierto, salón de actos, almacén, archivo o plató fotográfico-, decantándose finalmente por su función actual.
La Biblioteca se encuentra debajo del vestíbulo central. Tienen planta circular y sección escalonada. Su acceso se dispone en alto y se distribuye en cinco anillos concéntricos, tres destinados a la sala de lectura, a distintos niveles descendentes, y dos a depósitos, no visibles, al situarse debajo del primer y segundo anillo. La sala de lectura está cubierta con una estructura radial de vigas de hormigón armado visto que deja en el centro un hueco de tres metros de diámetro que permite el paso de la luz desde el patio central acristalado.
Los dos primeros anillos de la sala de lectura tienen la misma anchura, mientras que el inferior es el más ancho de los tres. A través de una doble escalera se desciende del primer nivel al segundo y tercero. Cuenta con un balcón volado donde se disponen dos puestos de control.
Su mobiliario fue diseñado en 1985 por Higueras y Miró. La estantería más cercana al centro es baja para permitir la visión de la sala y poder usarse en puntos determinados como puestos de trabajo, eliminando los estantes correspondientes. El segundo nivel es de características similares al superior, reduciéndose el tamaño de los estantes y de los puntos de trabajo. El último nivel tiene una única línea de estanterías.
Especializada en Patrimonio Cultural y de acceso público, la Biblioteca del IPCE cuenta con unos 40.000 volúmenes y más de 1.600 títulos de revistas, lo que la convierte en una referencia bibliográfica obligada en materia de conservación y restauración.

HISTORIA, FUNCIONES Y ORGANIZACIÓN DEL IPCE
Podemos considerar al Instituto de Conservación y Restauración de Obras Artísticas (ICROA) el germen del actual IPCE. Esta institución fue creado a principios de los años ’60 con el asesoramiento de la UNESCO, a través de un equipo de trabajo dirigido por Paul Coremans, director entonces del IRPA belga (Instituto Real del Patrimonio Artístico).
El ICROA convivió con otros organismos como el Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional (SDPAN), creado durante la Guerra Civil por el bando franquista, y el Servicio Nacional de Restauración de Libros y Documentos (SELIDO), fundado en 1969.
En 1985, coincidiendo con la promulgación de la nueva Ley de Patrimonio Histórico y para acabar con la fragmentación en materia de conservación y restauración, todos estos organismos se fundieron en un único centro, el Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales (ICRBC). Entre 1985 y 1989, se unen en el ICRBC el ICROA, el SELIDO y otras instituciones como el Centro Nacional de Información Artística, Arqueológica y Etnológica, el Centro de Conservación Documental y la Subdirección General de Monumentos y Arqueología.
En 1996, el ICRBC se convierte en el Instituto del Patrimonio Histórico Español (IPHE), y, a partir de 2008, adquiere su denominación actual: Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE). Con esta denominación se hace referencia a la territorialidad de España y se tiene en cuenta la ampliación del concepto patrimonio.
Para desarrollar su labor el IPCE con un equipo multidisciplinar, integrado por especialista de distintas disciplinas: arquitectos, historiadores, historiadores del arte, arqueólogos, etnógrafos, restauradores, físicos, geólogos, químicos, biólogos, documentalistas, archiveros, bibliotecarios, etc.
Las intervenciones promovidas y desarrolladas por el IPCE se ejecutan tanto en los laboratorios y talleres de sus sede como fuera de sus instalaciones. Esto último sucede cuando se actúa en bienes inmuebles o bien cuando, por sus características, los bienes culturales no pueden ser trasladados y debe trabajarse in situ. Los bienes culturales con los que trabaja el IPCE son siempre de titularidad pública, con la excepción de los bienes pertenecientes a la Iglesia.
El Instituto se organiza en cuatro áreas: Régimen interno, Intervención en bienes culturales, Investigación y formación, y Documentación y difusión. En la página web del IPCE podéis consultar las funciones de cada una de ellas.
INFORMACIÓN PRÁCTICA SOBRE LAS VISITAS
Como hemos dicho al principio del post, el objetivo estas visitas es permitir conocer al público las instalaciones y el trabajo realizado por el IPCE. Para participar en ellas es necesario pedir cita previa a través de un formulario de solicitud habilitado en la página web del Instituto.
Las visitas son gratuitas y se realizan siempre en grupo, con un aforo máximo de 20-25 personas. En el caso de las solicitudes individuales, intentamos incluir a los solicitantes en alguna de las visitas programadas para grupos que no supere el aforo máximo.
Se celebran de lunes a viernes, por las mañanas, entre las 9:30 y 14:00 horas. Tienen una duración aproximada de hora y media, y puede elegirse entre tres tipos de itinerarios: general, arquitectónico y profesional. En las visitas profesionales puede elegirse visitar durante el recorrido los siguientes departamentos:
- Conservación y restauración de libros y documentos
- Conservación y restauración de escultura
- Conservación y restauración de pintura de caballete
- Conservación y restauración de arqueología y artes decorativas
- Conservación y restauración de textiles
- Laboratorios
- Archivo
- Biblioteca.


Dada la elevada demanda que tiene esta actividad, recomendamos realizar las solicitudes al menos con dos meses de antelación. De hecho, en estos momentos, ya no disponemos de fechas libres hasta el mes de febrero.
No obstante, como hemos comentado antes, este año se ha incluido una de las visitas dentro de Madrid otra Mirada 2015. La visita tendrá lugar el 16 de octubre, a las 11:00 horas. Os dejamos aquí el enlace a la página del programa, en la que os podéis inscribir si estáis interesados.
¡Os esperamos!
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