Este otoño regresa uno de los programas a los que más cariño tenemos en INVERSA, las visitas guiadas a monumentos en restauración del Instituto de Patrimonio Cultural de España. Y llega con cambios, con imagen renovada y nuevo nombre: Abierto por restauración.

A partir de hoy, podéis inscribiros en esta página y conocer de cerca las intervenciones que se están llevando a cabo actualmente en la catedral de Sigüenza (Guadalajara), el monasterio de El Parral (Segovia), las murallas del Albaicín de Granada y el castillo de Sagunto (Valencia), todos ellos proyectos de gran interés, tanto por su naturaleza como por la metodología empleada en sus restauraciones.

Las visitas, de carácter gratuito, se celebrarán los viernes, sábados y domingos en turnos de mañana y tarde entre el 20 de octubre y el 26 de noviembre. En el caso de las Murallas del Albaicín de Granada comenzarán el 3 de noviembre. Para participar en ellas es necesario inscribirse previamente.

Desde el 2011 esta iniciativa del IPCE ha permitido el acceso a las restauraciones de más de una treintena de bienes culturales de diferentes tipos (yacimientos arqueológicos, monasterios, catedrales, palacios, murallas, castillos, puentes, conjuntos industriales,…), repartidos por toda la geografía de nuestro país.

Tras un pequeño paréntesis en el 2016, durante el que no se celebraron visitas, el programa continúa este año en los siguientes lugares:

CATEDRAL DE SIGÜENZA

La catedral de Santa María es el resultado de un largo proceso de agregaciones y transformaciones iniciado a mediados del siglo XII, bajo el pontificado de D. Pedro de Lecauta, y finalizado a mediados del XVIII. A partir de entonces, las aportaciones al conjunto son de escasa entidad, exceptuando las importantes transformaciones constructivas y formales introducidas en el transcurso de las restauraciones realizadas para reparar los graves daños ocasionados por la Guerra Civil.

Desde finales del siglo XV y a lo largo del XVI, se introdujeron en el templo los nuevos estilos renacentistas procedentes de Italia en sus portadas, retablos, sepulcros y elementos escultóricos y decorativos. A este momento corresponde el conjunto escultórico plateresco situado en el brazo norte del crucero, considerado el máximo exponente del primer Renacimiento en Guadalajara.

Este conjunto está formado por los retablos de D. Fadrique de Portugal y Santa Librada –incluyendo el retablo de pintura sobre tabla de Juan Soreda, camarín con sepulcro y reja-, y por las portadas del Jaspe y de acceso a la sacristía de Santa Librada. Fue ejecutado entre 1506 y 1530, promovido principalmente por el obispo D. Fadrique, y entre sus artífices figuran Juan de Talavera, Sebastián de Almonacid, Esteban de Obray, Francisco Guillén y el pintor Juan de Soreda. No obstante, presenta numerosas intervenciones posteriores, la más invasiva la realizada tras la Guerra Civil.

Catedral Sigüenza
Detalle del retablo de Santa Librada.

En 1643 el obispo don Fernando de Andrade y Sotomayor llevo a cabo una restauración del conjunto, ejecutada por el pintor Jerónimo de Aparicio. Como constancia de esta intervención se colocaron en el zócalo del altar de Santa Librada dos cartelas rectangulares con inscripciones. Los dos retablos fueron redorados, se volvieron a policromar las encarnaciones al óleo y se ejecutaron en las indumentarias nuevas decoraciones a plantilla trazadas con diseños del siglo XVII.

Durante los bombardeos de la Guerra Civil, el retablo de D. Fadrique fue el más dañado, destruyéndose su zócalo, primer cuerpo de la calle central y el lateral de la epístola. Asimismo, las figuras de las entrecalles del altar de Santa Librada sufrieron importantes daños.

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Catedral de Sigüenza (Guadalajara). SRA-0408_019_P. Fototeca del IPCE.

El escultor Florentino Trapero dirigió la restauración desarrollada entre 1943 y 1949. Se mantuvo una unidad de estilo, pero se efectúo un repolicromado generalizado y la reposición, con piedra o mortero, de los elementos faltantes.

Desde el año 1999 hasta la actualidad, el IPCE ha realizado una serie de intervenciones encaminadas a erradicar las causas de deterioro que degradaban la catedral, consolidar sus estructuras pétreas y garantizar su estanqueidad.

La principal patología que amenazaba la conservación del edificio era la acción del agua y las humedades que deterioraban sus fábricas y comprometían las obras que alberga en su interior. A lo que se suma además la introducción de materiales y técnicas constructivas diferentes durante la Guerra Civil.

Una vez solventados los problemas de filtraciones y asegurada la estanqueidad en el brazo norte del transepto con las intervenciones acometidas entre 2009 y 2010, en el 2014 se realizó el Estudio y Análisis Previos del conjunto escultórico, incluyendo una serie de ensayos de idoneidad con el objeto de establecer una metodología específica de intervención.

En base a la información obtenida con este análisis, el tratamiento de conservación y restauración propuesto consistirá entre otros trabajos en la limpieza de contaminantes, la fijación previa del estrato pictórico, la consolidación de la piedra caliza, la limpieza de las policromías, las pinturas sobre tabla de Juan de Soreda y la reja del camarín de Santa Librada, la eliminación de redorados de oro falso aplicados por Trapero, repintes, retoques burdos e incluso pátinas alteradas, la desalación de paramentos, y la adhesión, sellado de juntas, reconstrucción volumétrica y reintegración cromática.

MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE EL PARRAL

La localización del monasterio en el paraje de La Alameda, a orillas del río Eresma y extramuros de Segovia, se adapta a los principios sobre los que parten las fundaciones de la orden de San Jerónimo.

Fundado en 1447 por Juan Pacheco, marqués de Villena y hombre de confianza de Enrique IV de Castilla, El Parral es considerado el antecedente del monasterio de San Lorenzo de El Escorial y constituye uno de los grandes conjuntos artísticos de la arquitectura monástica jerónima de finales del siglo XV.

La consolidación del monasterio se produce a partir de 1454, momento en el que Enrique IV promueve la construcción de un conjunto monacal más digno, compuesto por la iglesia, los cuatro claustros, la huerta con estanques y fuentes, la carpintería y el almacén de madera. Su traza es diseñada por Juan Gallego, quien dirige las obras hasta su muerte en 1472, encargándose de los trabajos desde esa fecha Juan Guas, Martín Sánchez Bonifacio y Pedro Polido.

La iglesia sigue el modelo jerónimo, presentando una sola nave rectangular con cuatro tramos cubiertos por bóvedas de crucería, capillas laterales –aprovechadas como panteones para la nobleza y la celebración de misas privadas-, presbiterio elevado sobre gradas y coro alto de grandes dimensiones a los pies.

Su cabecera está dispuesta de forma centralizada, al modo gótico, aislándose así la capilla mayor y el crucero del resto de la nave. En ella se instaló el conjunto formado por el retablo de madera policromada y los sepulcros de alabastro de Juan Pacheco y su esposa, María de Portocarrero, obra de Juan Rodríguez, Jerónimo Pellicer, Blas Hernández, Francisco González y Lucas Giraldo, artistas de la escuela abulense.

En torno a la iglesia, y en dirección sur, se fueron distribuyendo los cuatro claustros y las diferentes dependencias. Además del principal o procesional, se levantan los claustros destinados a enfermería, hospedería y portería.

Durante los siglos XVI y XVII, tanto la orden como el monasterio vivirían su período de máximo esplendor, comenzando su declive en el XIX con las sucesivas exclaustraciones y el paulatino abandono del inmueble. En 1925, se produce la restauración de la orden de los jerónimos y se inician las distintas obras para la recuperación del edificio.

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Ruinas del claustro de espera en el monasterio de El Parral. LOTY-02026_P. Fototeca del IPCE.

En 2012 se elaboró el Plan Director y de Documentación del monasterio, enmarcado dentro del Plan Nacional de Abadías, Monasterios y Conventos gestionado por el IPCE, con el objetivo de definir una metodología de actuación y programar un conjunto de intervenciones que permita la recuperación integral del Parral.

La primera intervención prevista en este Plan Director son las obras de restauración en las cubiertas del monasterio. El principal problema que presenta actualmente el edificio son las filtraciones de agua ocasionadas por la falta de estanqueidad de sus cubiertas, especialmente en la zona de la iglesia, cuyas capillas alcanzan un grado de deterioro preocupante.

El Parral
Claustro del monasterio de El Parral.

Esta falta de estanqueidad se debe fundamentalmente a la arenización de los morteros de su cobertura, que ha generado el movimiento, rotura o caída de sus tejas, proporcionando una vía de entrada al agua. En el caso del crucero, transeptos, cabecera y sacristía se observan daños estructurales derivados de un mal diseño, que provocan igualmente la entrada del agua por cumbreras, refrenos o aleros.

A todo esto se le añade una falta de mantenimiento, ocasionada por la dificultad de acceder a las cubiertas con medidas de seguridad adecuadas.

La intervención promovida se centra en la restauración de todas sus cubiertas, con el objetivo de frenar su deterioro, asegurar su estabilidad y estanqueidad, y mejorar su accesibilidad, de cara a futuras labores de mantenimiento y conservación.

Aprovechando la colocación de los andamios, se actuará asimismo en algunas de las fachadas llevando a cabo labores de mantenimiento, saneado, limpieza, consolidación y prevención de futuras patologías vinculadas a los problemas de humedad o de colonización vegetal y animal.

MURALLAS DEL ALBAICÍN DE GRANADA

Las cercas y murallas de Granada constituyen un elemento importante del patrimonio cultural de la ciudad. La fortificación más antigua se atribuye a época ibero-romana, coincidiendo su contorno en líneas generales con la posterior muralla islámica de los ziríes, condicionadas ambas por la topografía del cerro.

Las primeras obras defensivas islámicas correspondería al siglo VIII, pero los restos conservados de este período son levantados por Zawii ibn Ziri y su sobrino Habus ibn Maksan entre el 1012 y el 1038. Dentro de este recinto se ubicó la alcazaba, centro del poder militar y político. Posteriormente, con la fundación de la Alhambra, esta primitiva alcazaba perdió sus funciones pasando a denominarse alcazaba Cadima o vieja (al-Qasaba Qadima), nombre que finalmente se aplicó a todo el perímetro de la muralla zirí.

En una segunda fase, que coincide con los reinados de Badis ibn Habus y ‘Abd Allah (1037-1091), la ciudad se amplía hacía la vega, conformando la medina que llegó a época nazarí y cristiana. Este proceso de expansión fue acompañado por la creación de nuevas murallas, levantándose la famosa puerta de Elvira. Esta ampliación del recinto zirí se conoce como alcazaba Gidida o nueva (al-Qasaba Yacida), aunque no hay constancia real de esta diferenciación

Con la llegada de los almorávides y almohades el espacio urbano de Granada se satura y comienzan a surgir arrabales extramuros, sobre todo al este. Debe ser este momento cuando el sector noroeste al exterior de la alcazaba Cadima comienza a poblarse conformando el arrabal de Albaicín, y es posible que se realice entonces un antemuro, reforzando distintos puntos como la puerta de Elvira. También en esta época tendría lugar la construcción de una nueva muralla en el frente norte de la alcazaba Cadima.

La muralla zirí se caracterizaría por presentar lienzos y torres de planta rectangular erigidos con tabiya, en concreto con tapial monolítico de “hormigón de cal”, presente en las construcciones más antiguas del siglo XI.

Murallas Albicín
Tramo de las murallas ziríes del Albaicín de Granada.

Entre 2012 y 2013 el IPCE ha puesto en marcha el Plan Director de las murallas del Albaicín, estableciéndose las actuaciones necesarias para su conservación y restauración. En base a este documento, la intervención que se está ejecutando actualmente se centra en cuatro tramos de la muralla interior zirí localizados en el sector norte y noreste: la torre de las Tres Caras, la puerta de Hernán Román, una torre y parte del lienzo en la plaza de Cementerio de San Nicolás y otra torre y lienzo entre la calle Horno de San Agustín y el convento de las madres Agustinas de Santo Tomás de Villanueva.

En general, todos los tramos presentan patologías comunes: entornos degradados por falta de mantenimiento, suciedad generalizada, proliferación de plantas invasoras, deterioro y disgregación de tapiales, distorsión de la fisonomía original por la presencia de nuevas construcciones, problemas de socavamiento en la base de los muros y de inestabilidad estructural, deterioro de coronaciones, problemas de humedad y presencia de reparaciones y restauraciones de diferentes momentos históricos.

Las soluciones planteadas son, entre otras, el tratamiento herbicida para erradicar la vegetación, la retirada de elementos ajenos a la muralla, preconsolidación de las estructuras, tratamiento de limpieza, consolidación y restauración de las estructuras de tapial, protección de coronaciones y la creación de corredores de paso para el mantenimiento.

CASTILLO DE SAGUNTO

El castillo de Sagunto ocupa una de las últimas elevaciones de la Sierra de Calderona, en el emplazamiento en el que anteriormente se levantó la población íbera de Arse y posteriormente la Saguntum romana.

Este promontorio dispone de una localización privilegiada y estratégica con una vista inigualable de las vías y caminos que discurrían a sus pies, especialmente de la Vía Augusta y del acceso natural al interior de Aragón. Asimismo, desde él se ejercía un control efectivo de este sector del litoral valenciano.

Las murallas de este singular y complejo sistema defensivo se extienden un kilómetro a lo largo del cerro, enlazando ocho espacios o recintos independientes pertenecientes a distintas épocas. Las importantes transformaciones que ha sufrido a lo largo de los siglos hacen que el trazado original del conjunto esté muy desvirtuado y muestre una gran complejidad.

Castillo Sagunto
Castillo de Sagunto.

El castillo cumplió su función militar hasta el siglo XIX, aunque su progresiva destrucción comenzó con la Guerra de Independencia, sirviendo de cantera para los franceses.

Durante la Guerra Civil, la ubicación de un cañón y varias ametralladoras en la plaza de la Almenara hizo que el castillo fuese objetivo de los bombardeos de la aviación italiana.

Las actuaciones de emergencia que actualmente se están llevando a cabo están motivadas por las circunstancias de peligro de pérdida patrimonial inminente y tienen como objetivo solucionar los daños causados por las últimas inclemencias meteorológicas.

Los criterios de intervención seguirán las pautas establecidas por el Plan Director del Castillo de Sagunto para mantener el conjunto histórico y emplear materiales similares y compatibles con los existentes. Por su condición de Bien de Interés Cultural, los trabajos que impliquen movimientos de tierras contarán con supervisión arqueológica.

En la puerta de Almenara, uno de los elementos más singulares del castillo, se han producido desprendimientos de ladrillos en su arco y en el óculo o rosetón sur, corriendo riesgo de colapso. Los trabajos a desarrollar garantizarán la estabilidad estructural de las fábricas, arco, bóveda, óculos y demás elementos constructivos de la puerta, así como la correcta evacuación de las aguas.

En la zona de acceso a los calabozos en el extremo sur de la plaza de Armas, los trabajos buscarán la seguridad estructural de los tramos de muralla afectados, para lo cual se talaran los árboles localizados junto al lienzo y se ejecutará la recogida de aguas de escorrentía, su canalización y evacuación, además del drenaje del muro.

En las plazas de la Ciudadela y del Dos de Mayo, y en la fachada sur del castillo, entre el Museo Epigráfico y las baterías del oeste de la plaza de San Fernando, los trabajos a realizar en los muros afectados tendrán como finalidad asegurar la seguridad estructural de todos los elementos.

Por último, se protegerán las zonas con peligro de caídas señalizándolas e instalando 450 metros de barandilla para evitar el riesgo para las personas y permitir que el castillo pueda seguir visitándose. Esta actuación será reversible, retirándose las barandillas al finalizar la restauración en los tramos donde se hayan colocado.

 

No digáis que no tenéis opciones de planes para los fines de semana de este otoño ¡Os esperamos!

 

 

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